lunes, 13 de junio de 2011

Vienes, te vas, desapareces, y regresas.

Recuerdo el momento exacto cuando me empezaste a hablar. Comenzó como una amistad, hasta que descubrí que te quería para algo más que un amigo. Todo era perfecto. Yo misma lo he dicho, era. Después, sin razón ninguna me abandonastes. Dejaste de hablarme, ni si quiera te atrevías a mirarme a los ojos, ni mencionar un simple hola. No sabía qué pensar, ni qué hacer. ¿Debía olvidarte? Esa era la solución que mis amigos me dieron, pero en el fondo, a pesar de todo, yo sabía que eras tú o ninguno, y algo dentro de mí me decía que siguiera intentándolo. Ahora, regresas, con tu sonrisa y tus "qué guapa ibas hoy", me hablas cada dos segundos, cómo antes, cómo siempre. ¿A qué se debe?


domingo, 12 de junio de 2011

Volviendo a las andadas.

Por mucho que lo intente no consigo entender nada. ¿A qué juegas? Te odio por hacerme feliz y después ignorarme, aunque lo niegues. Odio tu increible sonrisa, porque me pasaría horas mirándola, odio tu ojos verdes, esos tan bonitos que me hacen perder la cabeza, odio cada palabra que sale tu boca, porque odio esa voz tan dulce que tienes, odio cuando me tocas el pelo, porque me sonrojas, y odio cuando me dices lo guapa que voy, porque sabes que me encanta que me lo digas. Lo odio. Todo es como una montaña rusa. Al principio subimos a gran velocidad, y traspasamos las nubes. Luego descendió, tanto que llegué a tocar el suelo. Ahora está volviendo a subir, y no te niego que me encante, pero lo sigo odiando. Lo odio porque tengo miedo de que vuelva a caer en picado, sin control. ¿Pero qué estoy diciendo? Si yo jamás podría odiarte... Soy de las que piensan que no hay nada imposible, pero ¿odiarte? eso es una excepción.


miércoles, 8 de junio de 2011

Cómete el mundo.

Levántate y ponte guapa, para sorprender a los que te conocen, y, por qué no, a los que no te conocen también. Sorprende al mundo con tu belleza. Siéntete la mejor de todas, y listo. Cuando haya un rumor incierto sobre ti, no te preocupes, y ves con la cabeza bien alta. No mires ni te fijes en aquel que no se lo merezca. Fíjate en detalles, pero no te obsesiones con señales. Infórmate de todo lo que pasa a tu alrededor. Y olvídate de tus enemigos, no merecen ni si quiera tu atención. ¿Qué? ¿Perdona? No te he oído, es que, a palabras necias, oídos sordos. Cuando cometas un error, reconócelo, y demuestra que te arrepientes, pero sobre todo, aprende de ellos. ¿Y qué hacer con tus amigos? Da todo por ellos. Miente si tienes que mentir. Arriesga. Perdona, todo el mundo merece otra oportunidad. Ayuda. Escucha todos y cada uno de sus problemas. Ríe, y disfruta de su compañía, y ellos lo harán por ti.


Porque hay cosas que nada ni nadie podrá cambiar.

Por las malas cosas que se repiten, por cada tropiezo con una misma piedra, por la mala memoria, por los errores cometidos, por las miradas perdidas, las miradas con significado propio, por cada abrazo dado, por los minutos perdidos, por el tiempo regalado, por el dolor, por la ignorancia, por las buenas intenciones, por las mentiras, por el interés, por las falsas amistades, por las tardes aburridas, por las tardes de risas, por la felicidad, por el amor, por no saber querer, por no demostrar lo que siento, por intentarlo día sí y día tambien, por luchar por los sueños, por llorar cuando no debo, por sonreír aunque duela, porque hay cosas que nada ni nadie las podrá cambiar.



Quiero tenerte aquí, conmigo.

Parece totalmente increíble lo mucho que me puede llegar a importar una persona. Me hago miles de preguntas sin respuesta, porque ciertamente nadie las puede responder, me deprimo si él está mal, y su felicidad es parte de la mía. Es fascinante y a la vez insoportable el tenerlo la mayor parte del tiempo rondando por mis pensamientos. Quiero tenerle aquí, conmigo. He de confesar que tambien siento miedo, por muchos motivos. Tengo miedo de perderlo, de que no le guste, o de que me lo quiten. Por mucho que intenten entenderme, no lo entenderán, es algo inexplicable, jamás lo harán.


martes, 7 de junio de 2011

Gracias a ellos tengo esta sonrisa.

Por mis amigos yo doy cualquier cosa, les defiendo con uñas y dientes si hace falta. No soy la clase de amiga que te va a llamar cada dos minutos, ni te va a dar un abrazo cada vez que te ve. Pero soy de las que saben escuchar, de las que se tragan todos sus problemas, y les ayudo a superarlos, a pesar de que no son mios. A la hora de la verdad es cuando te das cuenta de quienes merecen la pena, y quienes son un simple pasatiempo. Me han utilizado muchas veces, y juré que no volvería a pasarme de nuevo, que no tropezaría por tercera vez con la misma piedra de siempre, esa piedra que se interpone en mi camino cuando más liso está. Gracias a ellos he superado todos los baches, piedras, y obstáculos, y gracias a ellos soy cada vez más fuerte. Por ellos tengo esta sonrisa, por sus tardes llenas de risas, por cada conversación, por cada baile, por cada grito, por los momentos que recordamos, y los que nos quedan por vivir. Son muchos motivos difíciles de explicar, pero son todos muy importantes. Muchos se consideran amigos, pero pocos se limitan a serlo de verdad.


Me dijistes que los trenes sólo pasan una vez, pero, ¿por qué no dos? ¿por qué no empezar de nuevo? Me gustaría volver al momento en el que te conocí. Fue una tarde, a finales de noviembre. Empezamos a hablar cada día, ¿recuerdas?. Poco a poco te ganastes completamente mi confianza, y poco a poco me fuistes robando el corazón. Cada vez que te decía "tengo frío", tú me contestabas "así me entran más ganas de abrazarte". Esas palabras me encantaban, y más si salían de tí. Tal vez, en su momento, no las valoré lo suficiente, pero ahora las echo de menos. O cuando me decías "yo siempre te voy a defender", o "qué guapa ibas hoy". Todo lo que me decías significaba mucho para mí. En ese tiempo vivía en una nube, no me importaba nada más que no fueras tú. Luego comenzaron las miradas, miles de sonrisas, y lo que nunca olvidaré, los abrazos. Recuerdo el primero que me distes, y estoy segura de que te acuerdas del primero que te dí yo, en ese 14 de febrero. ¿Y te acuerdas de cuando me cogistes por detrás y me abrazastes diciendo "qué frío hace"? Fue un grandísimo momento, lo recuerdo como si estuviera pasando ahora mismo. Ahora no puedo estar viviendo en el pasado, ni pensando en el futuro. Pero quiero que sepas y tengas presente que tú has sido, eres, y probablemente serás el único que me ha echo sentir de esta manera tan especial, y que te quiero, y no me importa cuanto tiempo tenga que esperar, porque te aseguro que esperaré, por tí esperaré. Necesito que te des cuenta de que te quiero de verdad, y que otra no te podrá dar lo mismo que yo. Te echo de menos, vuelve por favor.


sábado, 4 de junio de 2011

Toda mi felicidad depende de él

Hay un dicho que dice: "que tu felicidad no dependa de otras personas". Y.. ¿sabéis qué? Que yo no lo cumplo, porque mi felicidad depende totalmente de él. Si me mira, puedo estar el resto del día con una sonrisa, y el día que me ignora, no soy yo, porque siento que me falta algo, me falta él. Sé que no debería de ser así, que mi felicidad no tiene que depender de nada, y mucho menos de nadie. Pero por desgracia, es así, y no lo puedo cambiar. Sabe perfectamente que le quiero, que necesito sus conversaciones, sus miradas, sus perfectas sonrisas, y sobre todo sus abrazos con una dosis de cariño. No caigas en la misma trampa que caí yo, sigue el curso de tu vida, pero sin tener que depender de nadie. Será lo mejor, creeme. No es un consejo, es una orden. Sálvate, ahora que puedes.



jueves, 2 de junio de 2011

Me levanto, como buena luchadora que soy.

Odio sentir que estoy rozando el suelo, y ahora mismo estoy a dos centímetros de él. Pero como luchadora que soy me levanto sin derramar ni una sóla lágrima, con la cabeza alta, aunque con el alma hundida. Le miro cuando tengo la oportunidad de observarle, en silencio, como siempre. Le ayudo siempre que noto que lo necesita, que necesita alguien en quién desahogarse, siempre estoy ahí. Envidio a todo aquel que está a su lado, me gustaría ser yo quien le de conversación. Hago todo lo posible para conseguir su atención, pero lo veo casi imposible. Él, en cambio, me ignora, es como si no fuera nada para él, como si todas esas conversaciones por la madrugada no hubieran significado nada, ni cada abrazo, ni cada beso. Pero yo, como una tonta, voy detrás de su amor. No es que no pueda olvidarle, es porque no quiero hacerlo. Le necesito, y cuando quieres a alguien, y le miras, y algo dentro de tí, te dice "es él", es porque es la persona indicada, está echo para tí. Hemos estado muy distantes estas últimas semanas, pero no dejaré escapar el tiempo otra vez.