domingo, 24 de abril de 2011

Dicen que el que tiene un amigo, tiene un tesoro.


Hoy, un día cualquiera, te paras a pensar en todas y cada una de las personas que han pasado por tu vida, esos amigos que en su día te dijeron para siempre, pero… ¿dónde están? Porque yo no los veo aquí. Esos que considerabas tus mejores amigos, los que parecían que te ayudaban, esos con los que te pasabas las tardes hablando, y ahora, simplemente os dirigís un hola. Y de repente, todo da un giro, un gran giro de 180º que cambia absolutamente todo. Por esos amigos y amigas que te traicionaron, que no supieron apreciarte, y se dan cuenta de lo que tenían cuando te vas, por esos a los que querías como a nadie, y cada día les ayudabas y mostrabas su mejor parte, pero ellos en cambio, a ti no, eras un simple pasatiempo, sin más. Y estoy segura de que todos tendrán lo que se merecen, por los que se fueron y luego volvieron, por los que se quedaron, por los que rectifican y te hacen rectificar, por todos, por los errores, y por los aciertos. Todo lo que pasa, que no te gustaría que hubiera pasado, pero ya no se puede hacer nada, porque si el destino así lo quiso, será por algo. En cambio, brindo por esa gente que aprecio, y aunque algunos sean de no hace mucho tiempo, sé que seguirán hay, a lo largo del camino, y ahí es cuando sonríes, cuando te das cuenta de que la amistad no se mide por el número de saludos que das, sino por el número de sonrisas que te pueden sacar al día. 


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