Apenas hablábamos, ni si quiera nos mirábamos, y... de repente... estaba recorriendo caricias en los kilómetros de tu piel. Ahora, es inevitable no verte, es dificil no abrazarte mientras te sonrío, es complicado no demostrar todo aquello que me haces sentir. No sé cómo una persona en poco tiempo ha conseguido ser el motivo por el que sonrío cada mañana, pero lo que tengo claro es que no volveré a desperdiciar un segundo, ni una oportunidad.
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