Tan imperfectamente perfecto, tan irreal, tan inmaduro, tan inconsciente, tan inseguro de sí mismo, o tal vez tan ágil, tanto como para que no me dé cuenta. Tu, tan feliz, cuando no paras de hablar, cuando me abrazas, cuando me ignoras, o incluso, cuando callas y lo dices todo. Así eres tu, lleno de imperfecciones, que hacen que seas imperfectamente perfecto.
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