La magia de un abrazo.: abril 2013

lunes, 15 de abril de 2013

Im-perfecta

La vida es una absurda huida hacia adelante, es correr sin moverse del sitio, sin dejar atrás es pasado, pero sin alcanzar el futuro, ese que siempre está un paso por delante de nosotros. ¿Sabes? Ojala supiese lo que es la vida realmente... Si pudiese elegir, elegiría una vida imperfecta. Sí... IMPERFECTA. Sería genial vivir un cuento de hadas, pero... ¿qué emoción tendría vivir sin luchar por nada ni por nadie? Ninguna, ¿verdad?

Fotografía Aldara Vargas: http://www.flickr.com/photos/aldaraphotographys/

Hagamos una cosa:

yo te espero, pero no dudes que lo haré en silencio. ¡Ah! y no creas que estaré a uno, ni a dos, ni a tres metros sobre el cielo, si no en la otra punta del universo, y... en el momento que me digas "ven", me haré de rogar, ¡pero tranquilo! en el fondo será lo que más quiera en el mundo.

- Fotografías de Aldara Vargas: http://www.flickr.com/photos/aldaraphotographys/

My beautiful world.

Solo os puedo decir que soy una chica que adora reír y mucho más sonreír. Muchas veces me quedo callada, pero no porque no tenga nada que decir, sino por miedo a decirlo. Lo mismo un día soy un libro abierto, y otro, una simple caja fuerte imposible de descifrar. No sabría como definirme, porque ni yo misma sé como soy en realidad. Os voy a contar una de mis grandes pasiones, a parte de escribir; la fotografía. Comenzó siendo un simple pasatiempo cuando tan solo era una niña, era un ligero “click”. De ahí se convirtió en algo más que eso. La afición fue creciendo sin apenas darme cuenta, hasta que acabó siendo mi pasión.

Es mi rincón de intimidad, la forma de expresarme y de capturar momentos únicos. Es una manera de evadirme de la realidad, o de tratar de cambiarla, porque también es una forma de ver el mundo, e imaginar cómo nos gustaría que fuese.

¿Sabes? Yo antes dibujaba sonrisas para que nunca se me olvidara sonreír,

pero un día agoté todas mis reservas. No me quedó otra que improvisar y fabricar nuevas sonrisas, hasta que llegó un momento en el que no me hacía falta practicar más, ya sonreía por inercia. Y así, ¿sabes qué?, aprendí que, si miras el mundo desde otro ángulo, la vida parece brillar con mucha más fuerza. Y que, cuando regalas a todas las personas esas pequeñas sonrisas improvisadas, siempre te responden de la misma manera. Entonces, al final descubrí que no importa tanto el motivo por el cual sonreímos, si no el querer hacerlo. Algo tan sencillo como una sonrisa puede marcar un antes y un después. Sonríe sin motivo, en cualquier momento, y, por favor, nunca agotes tus ganas de proyectar al mundo las mejores de tus sonrisas.